jueves, 22 de febrero de 2018

Creando los espacios para mi bebé de un año

Nos encanta cómo ha quedado su habitación.
 
Una de las cosas que tenía claras para montar su habitación era que tuviese varios espacios diferenciados y que tuviese juguetes y cosas a mano, que fuese ella misma quién pudiese elegir con qué, cómo y cuándo quería jugar. Que tuviese acceso libre a ellos.
 
Y podemos decir que ha sido todo un éxito.
 
Un éxito porque ella es la que va directamente a su habitación y pide que le abramos la puerta cuando estamos en el salón, con la caja de juguetes que hacen ruido y cositas varias (casi todo regalado y cajas, botellas, envoltorios, maderas... en plan reciclado) que ya ignora. Tiene su balda de libros en el salón a la que acude cuando estamos comiendo o viendo algo en la tele e ignora bastante la televisión (por suerte para nosotros, que nos preocupaba mucho), la caja del nuevo router del wifi y unos bolsos que nos regaló Iberia en nuestro último viaje largo, pero ahora su nuevo entretenimiento en su habitación. Y nosotros también casi hacemos vida allí, tanto el padre por las mañanas como yo por las tardes, sin tele, sin distracciones, solo la niña, las cosas y nuestra atención, a parte de sus horas de calle, casa de los abuelos y parque diarios, donde alucinamos con cómo evoluciona cada día, a sus 13 meses y medio, corriendo casi, subiendo escalones de pie, solo sujeta y dependiendo del tamaño sin ayuda, apenas pide ayuda para hacer cosas que dos días antes no se atrevía si no le dábamos la mano, sabe situar algunas partes del cuerpo, juega con la gata y la acaricia con delicadeza...
 
Desde que comenzó a caminar a los recién cumplidos 11 meses sin apoyo, ha ido evolucionando rápidamente y estábamos tardando en montar su cuarto. En parte culpa de tanto viaje (EstocolmoJapón, Mallorca) y por falta de tiempo en casa, ya que estuvimos un par de meses, coincidiendo con su adquisición de la marcha sin apoyo, sin rutinas y sin ganas de hacer nada en casa y con invitados cada poco tiempo utilizando su habitación como cuarto de invitados.
Le he ido poniendo rincones esporádicos en el salón, como disfraces/texturas, construcciones, tecnología (teclados, móviles viejos), pero nada mejor que estén todos recogidos permanentemente en su habitación.
Le encanta esconderse
Le pirra tirarse al suelo y quedarse ahí minutos sin hacer nada, a veces se esconde así, otras descansa.
Disfraces y telas en el salón
Así que la semana pasada aproveché el fin de semana para adecuar por fin un espacio específico para alejar a la niña del salón y a nosotros del abuso de la tele de fondo, que se acomodara y se sintiese segura en ella y comenzar con la que hemos denominado "Operación Cama", y es que nuestra cama de 140cm se está quedando pequeña y en unos meses nos gustaría que ya durmiese en su habitación. Lo que hemos empezado a dormirle allí las siestas, ahora que aguanta hasta 1-2 horas sin llorar por no agarrarse a la teta a la mínima que se mueve. Con el tema de la lactancia es complicado, por la noche ni lo planteo llevarla, puesto que está en una fase de gran demanda otra vez, pero dejarle dormir allí durante la siesta me permite poner en orden el salón, la habitación, la cocina... siento que tengo más tiempo para mí, ¡incluso he visto algún capítulo de Vikings entero y sin interrupciones! Y cuando aguante más tiempo sin tanta demanda nocturna, podemos empezar a probar a dejarla allí un rato, al menos hasta que se despierte la primera vez, y poco a poco ir dejándola más tiempo. No sé, es una teoría sobre cómo podríamos llevarla lo más respetuosa posible.
 
Además no existe riesgo a que se haga daño al caer de la cama (como en nuestra cama, que es más alta que ella, tiene cajones enormes), y sabe subir y bajar ella sola sin ayuda. Es más, he ido a ver qué tal estaba tras media hora sin pasar, y me la he encontrado riendo y cantando, boca arriba, dándose golpes en el pecho como cuando le contamos el cuento del gorila y le cantamos "y como los gorilas, uh uh uh...". Sin llorar, sin buscarnos, sin necesidad de llamar la atención... cómoda, a gusto y sin miedo alguno. Además que las gatas le hacen mucha compañía.
 
Como solo llega hasta la 3ª balda/caja, por ahora, he puesto todo en esas tres. El resto tendré que ir buscándole sitio según crezca o aprenda a subirse a la silla para llegar al lugar donde almaceno las cosas que no sé dónde meter (botes y botes de colonias, champús y geles, cremas, etc., regalados y de muestras que no utilizo ni creo que utilizaremos jamás).
Una gata a sus pies, vigilante, atenta. Cariñosa.
El espejo del cabecero lo queremos poner en la pared derecha, pero nos faltan los enganches,
que compraremos este fin de semana. Los cojines, peluches y caja tapan cable de internet
(que está ahí el enganche) y el radiador, y una lamparita al lado del cabecero.
Su favorito es el rincón de lectura en el parquecito, donde se sienta a pasar páginas una y otra vez de todos los libros y nos acerca para que se los leamos. Me tumbo en la cama y le pido que suba y lo leemos juntas. Se sube, gatea hasta la altura de mi pecho, se tumba sobre mi hombro boca arriba y pasamos las páginas juntas mientras se los voy contando. Nos encanta.
 
El libro de goma eva, regalo hecho a mano por mis compañeras de clase de Magisterio Infantil,
le encanta porque tiene una muñeca a la que puede vestir, desnudar y cambiar de ropa,
también tiene otras texturas y piedrecitas brillantes.
 
La silla es su juguete de arrastre.
Una amiga y yo les hicimos a nuestros bebés unas cometas de viento Waldorf.
La caja rosa está llena de telas, bolsos, cinturones, faldas, pañuelos,...
Con su caja de móviles viejos (sin baterías, nunca dentro, son tóxicas).
También abre los cajones del armario (puertas negras de pizarra) y saca toda su ropa, pero a veces también la mete (a su manera). Así que cuando duerme la siesta también me dedico a recolocarla.
La caja naranja tiene botellas de plástico, botes metálicos, cajas de cartón.
La caja negra tiene construcciones de silicona y de madera:
 
Toda su habitación es made in Ikea, por si a alguien le gusta algún mueble, a mí me encanta porque no sale caro y tiene bastante variedad de juguetes de madera y construcciones que nos encantan.
 
Además ahora también le ha dado mucho por limpiar, coge un pantalón y se pone a quitar el polvo de los muebles y cosas. También coge la escoba y la pala. Así que un día de estos le compraré para dejar en su cuarto productos adecuados a su tamaño y sin estar previamente sucios de polvo, de arena de las gatas, pelos y demás, que hemos de ir corriendo a lavarle cuando le da por espolsar la escoba con las manos.
 
Y he de decir que estoy súper contenta con los abuelos que tiene. El rato que pasan con ella prefieren irse al parque y enseñarle partes del cuerpo, a decir con el dedo cuántos años tiene (y como un resorte levanta el dedo índice riéndose) y cantándole todo el día.
En mi caso, ahora le encanta que le acaricie. Disfrutamos mucho del momento "cambio de pañal". En el salón o al entrar en casa si le noto el pañal muy meado o se ha hecho caca, le digo: "vamos a cambiar el pañal", y se va directa a su cuarto, le digo "ponte ahí" y se tumba en la alfombra y empieza a tirar del body pidiendo que se lo quite y le cante. Entonces voy acariciándole y dándole pellizquitos (ya sabéis, de los que no duelen) en la barriguita, espalda, axilas (le pirran las cosquillas, se retuerce y nos reímos muchísimo), muslos, culito, piernas..., nombrándole las partes del cuerpo, y ahora ya se señala los muslos, rodillas, pies, manos, cara, pecho (haciendo el gorila, graciosísima)... es súper enriquecedor verla evolucionar y cómo se va quedando con todo. Y siempre que haya contacto físico lo siento todavía más motivador, ya que le gusta a ella y me gusta a mí. ¿A quién no le gusta que la persona que quiere le dé un abrazo o acaricie la espalda?
 
En cuánto a la alimentación, come exactamente lo mismo que nosotros, no hacemos comida a parte para ella, lo que significa que en nuestra casa comemos mucha fruta, mucha verdura, todo cocido, guisado, a la plancha, al vapor y al horno y se evitan las grasas, azúcares y las tentaciones, en especial delante de ella. Como viajamos tanto, lo mejor es el pecho y el baby led weaning (BLW), puesto que ir con un pasapurés allá donde vamos... como que no. Y no tenemos que estar con adaptaciones de ahora purés, ahora trozos, ahora... pues ya come todo en trozos, se lleva ella la cuchara a la boca (acierta al 40-50%) y le ayudamos otro poco. Limpiamos muchísimo... pero gente que la ve no se cree que tenga 13 meses. Y yo pienso que es lo más normal, si se le deja y no te da pereza limpiar después, es normal que durante un tiempo manche todo, pero si no se la deja practicar porque se le da todo hasta casi los dos años algunas veces (en la escuela infantil le he llegado a dar purés a un niño de tres años, porque no sabía coger la cuchara y se negaba incluso a comer cosas que no fuesen trituradas), pues no nos apetece, preferimos dejarle a mano todo lo que se pueda, adecuado a su momento evolutivo, claro. Un cuchillo no, pero una cuchara... ¿Qué problema hay? Golpea la mesa, prueba a coger, tíralo encima o al suelo...

Cuando mi bebé hace alguna cosa que pudiera llegar a molestarme en otro contexto, siempre me hago estas preguntas:

a) ¿Está poniendo en riesgo su vida o la nuestra?
b) ¿Está rompiendo algo?
c) ¿Si le digo que pare es peor lo que hace que hacerla llorar? Total, se va a cansar en un minuto. Y hay cosas más efectivas:

Cuando golpeaba la cristalera no le decía que parase, me ponía a su lado y acariciaba la cristalera diciéndole que así era mejor porque no se podía romper. Hace tiempo que no golpea la cristalera, si no que pasa la mano (y ahora también una servilleta, trapo o prenda de vestir, puesto ha comenzado su etapa de limpieza). ¿Es mejor enseñarle a ser delicada, corrigiéndole, u obligarla a dejar de hacer algo que a ella le da placer?

Y esta es mi reflexión de hoy. Acepto sugerencias para añadir o por qué no os gusta algo de su habitación, consejos, etc.

Un saludo y tengo que hablar de Cereza en los viajes, que han sido muy emocionantes, lejanos y maravillosos.

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