viernes, 30 de junio de 2017

Respetando los diferentes estilos de crianza

Parece que cuanto más acceso a información tengamos y más libertad de expresión disfrutemos, mayor es la euforia que ponemos en defender nuestras ideas.

Leo mucho sobre estilos de crianza, ya sea porque me gusta estar informada, como madre, de las tendencias actuales y leer opiniones de otras madres, pediatras, psicólogos y demás especialistas... o porque me interesa como educadora infantil, saber qué tipos de padres y estilos puedo encontrarme en el futuro si ejerzo en una escuela infantil, o para coger ideas sobre qué nos conviene más, si funciona probarlo o desecharlo si no creo que sea respetuoso con mi bebé a mi forma de verlo, etc.

Es curioso leer continuamente la de piedras que se tiran madres y padres, profesionales del sector o pseudo-profesionales, sobre no llevar a rajatabla su modo de ver las cosas, llegando a hacer sentir mal a padres que dan tardíamente con su -supuestamente- más correctísima información e incluso llegando al insulto con los que les dicen que no es lo más correcto (¿quién dice que no es lo más correcto? Quizás para esa persona sí).

Puedo afirmar que detesto el método de Estivill (parece el comodín, por ser el más conocido), pero no puedo decir que sea un monstruo, aunque considere que su método no es respetuoso con los niños. Yo no lo considero respetuoso, o tú, u otra madre u otros especialistas. Pero su método ha ayudado a padres que han buscado información en un momento en el que lo necesitaban, o no, o quizás dieron con él el primero y no buscaron más, pero les funcionó. Y no por eso son peores padres. Incluso padres anti-Estivill, desesperados por su reincorporación al trabajo y necesidad de sueño nocturno, han recurrido a algún consejo dictado en su libro para conseguir que todos duerman, aunque yo no sienta que sea lo más respetuoso, pero sí lo más necesario para ellos.

No estoy haciendo una defensa a autores menos respetuosos con los niños, porque los hay, los hubo y los va a seguir habiendo (aunque la tendencia está cambiando, por suerte): estoy defendiendo a los padres que encuentran esa información y en su fuero interno saben que están haciendo lo mejor para sus hijos. Independientemente que yo, o tú, u otra persona que está leyendo esto, esté o no de acuerdo.

Crianza respetuosa es, a mi modo de ver: respetar a los padres también.

No hablo de padres que maltratan o ignoran a sus hijos, padres negligentes que no se hacen cargo de sus hijos. Unos padres que se informan y buscan técnicas de crianza, son unos padres preocupados por sus hijos. Y merecen todo mi respeto, me guste o no el método escogido.

Que yo no lo haría... pero nunca diré de este agua no beberé.

Un ejemplo: soy pro-porteo (ergonómico) y anti maxicosi. Carro sí, pero adecuado al desarrollo del bebé, si no se sienta, al cuco. Y ese tipo de cosas.
Mi bebé de 5 meses lloraba como si se fuese a morir cada vez que la tumbaba en el cuco, así que cambié a la silla de paseo. Me dolía horrores la espalda de portearla delante porque, aunque pese lo suficiente para llevarla a la espalda, no conseguía permanecer sentada más de unos segundos y en seguida requería ayuda. He de decir que mi bebé desde los 4 meses sólo quería estar sentada o lloraba la vida, así que la colocábamos como quería. Y bueno, opté por sentarla en la silla algo reclinada, pero funcionó un par de semanas... y de repente: lloraba y noté que solo le relajaba la silla del coche (maxicosi) cuando le llevaba a algún sitio, así que la senté ahí y dejó de llorar unos días. La estuve paseando por el centro comercial en mi peor enemigo. Me sentía la peor madre del mundo y, ¿sabéis por qué?
Porque he leído tanto que el maxicosi es malo, malísimo, para la postura del bebé, que me deprimía viendo que era la única manera de llevarla sin reventarme la espalda. Me puede gustar poco o nada algo, pero luego resulta que solo funciona eso entre todas las posibilidades posibles. Así que aguardar y esperar a que se le pase (por suerte duró unos días, y otra vez de vuelta a portear y carrito sentada).


Pues al igual que a veces los adultos tenemos que ceder y hacer cosas que no nos gustan (incorporarnos a trabajar dejando a un bebé de pocos meses en la escuela o con los abuelos u otras personas), decir que sí al jefe cuando no te apetece hacer lo que manda, seguir trabajando de camarera cuando tú estudiaste una ingeniería y tenías sueños... los bebés y los niños también tendrán que ceder a hacer cosas que no quieran o no gusten. Y lo hacen, lloran. Y tú les calmas como puedes (brazos, teta, sacándolos del restaurante, meciéndoles, durmiéndoles...). Y tendrán que estar con una profesora desconocida porque tú has de ir a trabajar, y él no quiere. Y tendrás que llevarle en el maxicosi o ese viaje en coche aunque llore, porque necesitas salir de la rutina y marcarte un viaje. A vacunarle aunque deteste las agujas. Y le explicarás y tranquilizarás como puedas, porque aunque no comprenda todavía el sentido de tus acciones ni tus palabras, poco a poco comprenderá que la vida es movimiento. La vida es hacer cosas que te gustan y quieres hacer, y cosas que no te gustan y no quieres hacer. Y aunque de bebés les llevemos a todas partes sin preguntarles opinión y les calmemos como podamos, respetamos al máximo su opinión, su llanto, su manera de expresar que algo no le gusta, y a veces respetar su decisión (hoy quiero maxicosi, hoy quiero brazos todo el día -pero mamá tiene la espalda para tirar a la basura-, hoy no quiero teta porque estoy con los mocos y me ahogo y me encuentro mal), aunque sepamos que no es lo más respetuoso para su salud, su postura, su desarrollo, lo haces, porque no quieres verle llorar, porque no puedes calmarle con absolutamente nada más. Y sí, supongo que es denegarles cosas y permitirles otras. No le dejas jugar con un cuchillo pero sí con una cuchara de madera aunque llore porque quiere el cuchillo. No le dejas sentarse en un asiento de clavos pero sí en el maxicosi aunque no lo soporte, porque su ilusión es ir en ese asiento de clavos. Supongo que es ir mirando que la opción que escoges, aunque no sea la más respetuosa, es la menos mala.


Me doy cuenta, tras mi reciente maternidad, que ser padres es experimentar continuamente con el ensayo y error. Ceder en cosas que juraste que nunca harías. Respetar que otros lo hagan aunque a ti ni se te ocurrirían (porque quizás en un futuro utilices algo de eso en un momento de necesidad o desesperación). Evitar criticar a otros porque no te gusta lo que hacen....


En definitiva, me resulta más fácil ser madre pensando que estoy haciendo lo mejor para mi hija. No siento que sea una justificación, si no una realidad. Absolutamente todos los padres que buscan información sobre crianza y siguen un método, lo hacen con un mismo fin: hacer lo mejor para sus hijos. No podemos criticarles. Pero sí podemos informarles. Podemos decirles: "pues si te gustó X, mírate Z, dice lo contrario y tú decide qué prefieres". Ser respetuoso con los bebés empieza por serlo con los padres también. Fomentemos el respeto entre padres, estilos de crianza y bebés. Podemos aprender mucho todos de todos, y coger cosillas de aquí y allá que más se ajusten a nuestras necesidades.


.

No hay comentarios:

Publicar un comentario